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Ciencia, Tecnología y Sociedad

 

Evaluación de las actividades científico-tecnológicas a través de indicadores
   
N° 24, Año XIII, mayo 2002
Ing. Agr. (MSc) Isabel Truffer

 

La preocupación por la medición de las actividades y procesos de carácter científico y tecnológico (CyT)  es  relativamente reciente para la comunidad científica de nuestro país. Sin embargo, los países centrales llevan más de cincuenta años trabajando sistemáticamente en la formulación de  indicadores para los mismos.  Las primeras cifras  que se obtenían eran heterogéneas, incomparables conceptualmente y sin periodicidad. A fin de revertir esta situación se fueron generando  sistemas de conceptualizaciones e indicadores, plasmados en documentos, manuales, instituciones y redes, que permiten obtener información válida, confiable, comparable y con la periodicidad adecuada a los fines específicos de cada usuario.

Existe un abanico de motivaciones para su uso, pero principalmente surge de la necesidad de los estados de disponer de  información que alimente la planificación y la acción política, ya sean que estén orientadas a definir objetivos globales o sectoriales, como a adoptar decisiones sobre las instituciones del sistema CyT: determinar áreas prioritarias, promover procesos de innovación tecnológica,   definir necesidades de entrenamiento de personal científico, número de profesionales a capacitar y su orientación.  Otros de los usos frecuentes de los indicadores son la comparación en el tiempo, entre países y entre regiones, y la evaluación de las actividades de CyT. Estos  fines han provocado, a menudo,  críticas por parte de la comunidad científica.

Se presentará aquí una breve revisión sobre el tema, a partir de publicaciones y  documentos,  parte de los cuales son productos de los Talleres  organizados por la Red de Indicadores en Ciencia y Tecnología (RICYT)  en los que la autora ha participado representando a la Universidad Nacional de Entre Ríos. Su objetivo es constituirse en un documento de información,  que brinde una base de conocimiento compartido dentro de nuestra comunidad científica  para la implementación de una línea de trabajo en este sentido dentro de la Universidad, que posteriormente favorezca  la  formulación de políticas de investigación y desarrollo de la UNER.

 

*)Asesora de la Secretaría de Investigaciones Científicas, Tecnológicas y de Formación de Recursos Humanos; Profesora Adjunta ordinaria en Metodología de la Investigación Científica, Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNER.


Breve reseña histórica

El primer país que utilizó  información estadística sobre CyT fue la Unión Soviética, que en 1930 la incluyó en su planificación general. En 1940 Estados Unidos comenzó a recopilar los primeros datos estadísticos sobre esta actividad. Pero es en la posguerra cuando, a iniciativa de  los estados dominantes y de algunas instituciones internacionales como la UNESCO, la National Sciences Fundation o la Organization for Economic Cooperation and Developments (OECD, OCDE en países hispanohablantes) este tema toma gran fuerza.  Hasta inicios de la década del ’60 varios países realizaban sus propias estadísticas, pero dadas las distintas conceptualizaciones y metodologías de obtención de datos, las mismas resultaban incomparables. 

A fin de resolver este problema se comenzó a trabajar desde 1955 en la construcción de un sistema conceptual y metodológico consensuado que permitiera la compatibilidad entre las informaciones obtenidas en los distintos países.  En 1963 se edita el Primer Manual de lo que después se conocerá  como la Familia Frascati.

 El Manual de Frascati  está destinado a describir el método a seguir para realizar encuestas que permitan obtener datos sobre la investigación y desarrollo experimental.   El mismo ha sido revisado y actualizado en 1970, 1976, 1981 y 1983, y actualmente hay una versión en preparación que se editará en 2002. La última edición disponible es  de 1993.

 En 1989 se edita un Suplemento del Manual de Frascati, exclusivamente destinado a la preparación de estadísticas de I+D y medidas de los resultados en enseñanza superior.

En 1990 se normaliza un concepto que ya había sido previamente trabajado: la Balanza de Pagos Tecnológicos (BPT). Este instrumento, plasmado en el Manual de BPT, registra las transacciones comerciales relacionadas con el conocimiento científico y tecnológico entre  un país y  el resto del mundo. Los componentes de la BPT indican la importancia  económica  de un país en el contexto científico-tecnológico y su grado de participación en la globalización tecnológica[1].

Bajo los conceptos de knowledge-based economy[2] tomados de la teoría de Schumpeter,  se vuelve imprescindible la obtención de  parámetros de   innovación tecnológica en procura de responder a la pregunta: ¿Cuánto aporta la CyT al PBI?, como complemento del clásico interrogante: ¿Cuanto aporta el PBI a la CyT? 

Se entiende por innovación tecnológica de productos y procesos (ITPP) a la implementación de nuevas tecnologías de productos y procesos que produzcan modificaciones significativas en los productos o los procesos. La innovación  involucra actividades científicas, tecnológicas, organizacionales, financieras y comerciales y puede generar un nuevo producto para el mercado (innovación de producto) o un mismo producto  bajo un proceso diferente (innovación de proceso).   En 1992 se sistematizan las  mediciones sobre innovación, de lo que resulta un nuevo instrumento conocido como el Manual de Oslo. En 1994 el Manual de patentes, destinado a las mediciones de transferencias de tecnología a los sectores productivos a través de los registros de patentes, se incorpora a esta línea de trabajo.

Completando la Familia Frascati, en 1995 aparece el Manual de Canberra, destinado exclusivamente a medir los recursos humanos dedicados a CyT e innovación y trasferencia. El mismo surge de un trabajo conjunto entre la OCDE y la UNESCO.

 

América Latina se incorporó tardíamente a este proceso. A partir del trabajo previo de numerosos investigadores de diversos países, en 1995 se concreta  el Primer Taller de los Estudios Sociales de la CyT realizado por la Universidad Nacional  de Quilmes, Argentina, donde se sientan las bases para la creación de la Red Iberoamericana e Interamericana de Ciencia y Tecnologí, (RICYT). Este organismo ha venido trabajando desde entonces para el logro de una percepción crítica de todos los avances en tal tema, incorporando al mismo la perspectiva latinoamericana. Es así como, en marzo de 2001, se publica el Manual de Normalización de Indicadores de Innovación Tecnológica en América Latina y el Caribe, también llamado Manual de Bogotá, que tomando como base el Manual de Oslo, realiza una conceptualización propia de la situación de nuestra región.

Los indicadores

Desde el punto de vista metodológico, podemos remitirnos al concepto de Lazarfeld[3]  para el cual el indicador es una variable empírica que permite inferir el comportamiento de una variable especulativa. En otras palabras,  los conceptos pueden ser operacionalizados a través de indicadores. Las diferentes perspectivas teóricas e instrumentales generan indicadores diferentes para una misma variable conceptual, no por ello menos válidos científicamente. El resultado del procedimiento de operacionalización de la variables es siempre un valor, que puede ser cuantificable o no según la dimensión captada y el procedimiento utilizado para ello.

 Cuando se habla específicamente de indicadores de CyT se hace referencia a un conjunto de ellos, que captan algunas de las dimensiones de estos  procesos tan complejos, como lo son la producción y circulación del conocimiento científico. Muchas veces se correlacionan y articulan hasta conformar sistemas e índices  que se caracterizan por su generalidad, homogeneidad, comparabilidad y  temporalidad. A fin de aclarar estos conceptos, tomemos como ejemplo la  producción científica. Para captar esta variable se han definido varias  dimensiones  Una de las determinaciones se realiza contando el número de publicaciones indexadas, de acuerdo a las bases internacionales, en un determinado período de tiempo.  Se debe tener presente en todo momento que la variable producción científica involucra mucho más que las publicaciones científicas indexadas en las bases internacionales.  Pese a esto, el valor obtenido es un indicador relativamente válido y confiable, que puede ser utilizado, como todo instrumento, conociendo sus restricciones.

La articulación de varios indicadores de la misma variable, que definan otras dimensiones y procedimientos,  permite obtener un conjunto de valores más fieles al concepto que se pretende captar. Si bien en su mayoría estos valores son cuantitativos, los investigadores del campo de la CyT  hoy reconocen la importancia de encontrar, sin abandonar lo cuantitativo y comparable, indicadores que permitan una mayor aproximación a la realidad de las comunidades científicas locales y fundamentalmente a la vinculación de éstas con la sociedad que las origina.  En este sentido, desde la Organización de Estados Iberoamericanos[4] (OEI) se ha encarado la búsqueda de aspectos cualitativos que permitan una mayor comprensión de los fenómenos de producción científica. Las nuevas líneas de trabajo se formulan en torno a la magnitud del impacto del aporte de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI), la amplitud del público cubierto por el aporte, la diversidad de públicos a los que alcanza, la cultura científica que presupone, los mecanismos de adaptación a la región, cómo interactúa el conocimiento experto con el conocimiento popular, cómo se vincula este conocimiento con la enseñanza formal, cuál es el papel de los medios de comunicación en la formación del conocimiento. También en esta línea, la Organización de los Estados Americanos (OEA)  ha implementado programas de prospectiva científica con participación ciudadana, considerando indicadores de impacto como la dispersión y  los intangibles. Una nueva metodología de análisis  se está incorporando a esta corriente: los estudios de casos, lo cual permite obtener información detallada comprensiva, aunque no generalizable.

 

Según lo expuesto previamente, la medición de CyT ha evolucionado  desde sus esporádicos inicios, hasta constituirse en verdaderos sistemas de informaciones compartidos por varios  Estados. Un repaso rápido a través de los distintos indicadores que se han utilizado durante estos últimos cincuenta años puede dar una idea de ellos (Tabla 1)[5].

 

Tabla  :  REVISION HISTÓRICA DE INDICADORES 

DECADA

PRINCIPALES INDICADORES

PAUTAS NORMATIVAS DEL

PERIODO

1950 / 1960

·     Inversiones y gastos en I+D

Manual Frascati

1970

·     Inversiones y gastos en I+D

·     Patentes

Manual de Frascati

 

1980

·     Inversiones y gastos en I+D

·     Patentes

·     Balanza de Pagos Tecnológicos

·     Productos de Alta Tecnología

·     Bibliometría

·     Recursos Humanos en I+D

·     Innovación (Encuestas)

Manual de Frascati

(Anexo)

 

1990

·     Inversiones y gastos en I+D

·     Patentes

·     Balanza de Pagos Tecnológicos

·     Productos de Alta Tecnología

·     Bibliometría

·     Recursos Humanos en I+D

·     Innovación (Encuestas)

·     Innovación mencionada en literatura científica

·     Soporte público a tecnologías industriales

·     Inversiones intangibles

·     Tecnologías de información y comunicaciones

Manual de Frascati

Manual BPT

Manual de Oslo

Manual de Canberra

Manual de Bogotá[6]

Manual de Patentes

 

            En el manejo cotidiano se asumen muchos de estos indicadores como entidades definidas. Sin embargo su elaboración, por simple que parezca, es el producto de una tarea interdisciplinaria, donde se enlaza el análisis teórico con la cultura científica que enmarca a la actividad,  los procedimientos de captación,  los recursos estadísticos e informáticos y  también las fuerzas de poder que inciden dentro de la comunidad científica, ya que los indicadores, al definir espacios dentro del campo, reubican a los agentes dentro del mismo.

            Como una primera aproximación repasaremos brevemente algunos de los indicadores más habituales, los que están reflejados en la Tabla Nº 2.

La Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva (SETCIP) de Argentina ha tomado de la UNESCO la definición de  Actividades Científico Tecnológicas (ACyT), las que se entienden como las ”…actividades sistemáticas que están estrechamente vinculadas con la generación, el perfeccionamiento, la difusión y la aplicación de los conocimientos científicos y tecnológicos.  Comprende: Investigación y desarrollo más actividades auxiliares de difusión de CyT, como ser formación de recursos humanos en CyT y servicios tecnológicos (bibliotecas especializadas, etc.)” [7].

En una mayor aproximación, el mismo organismo sigue al Manual de Frascatti al expresar que “… investigación y el desarrollo experimental (ID) comprende el trabajo creativo llevado a cabo de forma sistemática para incrementar el volumen de conocimientos, incluido el conocimiento del hombre, la cultura y la sociedad, y el uso de esos conocimientos para derivar nuevas aplicaciones. El término ID engloba tres actividades: investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental. La investigación básica consiste en trabajos experimentales o teóricos que se emprenden fundamentalmente para obtener nuevos conocimientos acerca de los fundamentos de fenómenos y hechos observables, sin pensar en darles ninguna aplicación o utilización determinada. La investigación aplicada consiste también en trabajos originales realizados para adquirir nuevos conocimientos; sin embargo, está dirigida fundamentalmente hacia un objetivo práctico específico. El desarrollo experimental consiste en trabajos sistemáticos basados en los conocimientos existentes, derivados de la investigación y/o la experiencia práctica, dirigidos a la producción de nuevos materiales, productos o dispositivos; al establecimiento de nuevos procesos, sistemas y servicios, o a la mejora sustancial de los ya existentes. El criterio básico para distinguir la ID de otras actividades relacionadas es la presencia en la actividad de ID de un componente apreciable de novedad y la resolución de incertidumbre científica y/o tecnológica, es decir, cuando la resolución de un problema no resulta manifiesta para alguien familiarizado con la provisión básica de conocimientos y técnicas usualmente utilizadas en el área de que se trate.”

            En la frontera entre la ID y otras actividades industriales, la regla básica dada por la National Science Foundation provee de una base práctica que permite apreciar los casos difíciles. Establece: "Si el objetivo principal es introducir nuevos perfeccionamientos técnicos en el producto o proceso, la actividad cae dentro del concepto de ID. Si, por el contrario, el producto o proceso están sustancialmente establecidos y el objetivo principal es desarrollar mercados, realizar la programación previa de la producción, o conseguir que los sistemas de producción o control funcionen armónicamente, ya no se trata de ID".

A pesar del rigor de estas conceptualizaciones, las definiciones pueden ser difíciles de aplicar en actividades determinadas, y no resultar claro precisar cuándo existe un elemento apreciable de novedad en la ID o cuándo un producto o proceso se encuentra sustancialmente a punto. Algo similar ocurre al analizar actividades en las fronteras del espacio científico, como pueden ser: la difusión y extensión del conocimiento, las  actividades de bibliotecas o determinadas actividades  formativas.

Otro aspecto interesante para el análisis es el de las áreas disciplinares.  El Manual de Frascatti, como puede observarse en la Tabla Nº 2, plantea una codificación de seis áreas disciplinares (a las que habitualmente se añade una séptima categoría: Otros), las que se usan habitualmente en la nomenclatura internacional.  A su vez,  UNESCO ha definido otra codificación mucho más detallada y aunque tiene alguna coincidencia con la codificación de  Frascatti, ambas no son totalmente compatibles. Desde sus inicios, el Programa de Incentivos a la Investigación de Argentina  utiliza la recomendada por UNESCO, lo que implica una tarea de recodificación a la hora de suministrar información comparable según los términos de Frascatti.  Las codificaciones para la distribución por Objetivo Socioeconómico presentan similares dificultades, a las que se agrega la posibilidad, planteada por el mismo Manual de Frascatti, de determinarlas a través de los propósitos planteados por el proyecto, o bien de los que surjan del contenido general del trabajo.

La resolución de esta tensión entre los aspectos  conceptuales y  empíricos debe darse a través de decisiones consensuadas, que atendiendo a las situaciones particulares, conserven la validez y comparabilidad del indicador. Las decisiones tomadas en este sentido afectarán los resultados de los diagnósticos.

 

       Los recursos humanos son un elemento vital en el proceso de generación de conocimiento. Ya se ha mencionado que el Manual de Canberra normatiza la generación de indicadores sobre este aspecto. De acuerdo a la definición del mismo[8],  Recursos Humanos en Ciencia y Tecnología son personas que cumplen con una u otra de estas condiciones:

·         Una educación completada exitosamente en el tercer nivel en uno de los  campos de estudios de ciencia y tecnología

·         Una calificación no formal, pero estar empleado en una ocupación de ciencia y tecnología donde estas calificaciones son normalmente requeridas.

Muy estrechamente vinculado al término de Recursos Humanos se encuentra el concepto de Educación, que  ha sido definido por la UNESCO y es retomado por el propio Manual, como: “...la comunicación organizada y sostenida en torno al aprendizaje. La educación en el tercer nivel abarca los estudios  de grado  superior universitario y también otros estudios de nivel post secundario no totalmente equivalentes a un primer grado universitario”.

       Las actuales investigaciones en recursos humanos de CyT involucran no sólo el número de investigadores y auxiliares sino también los profesionales incorporados a las empresas, empleo de profesionales por disciplina, movilidad del personal altamente calificado, subempleo de profesionales, nivel educativo en relación a los indicadores anteriores, índice de profesionales ocupados en relación a los no profesionales ocupados, la movilidad de los profesionales hacia el extranjero.  Sobre este último aspecto, resulta de interés destacar que la información más reciente indica que los países centrales, Estados Unidos en primer lugar, reciben cada vez mayor número de doctorandos de los otros países desarrollados, como algunos asiáticos,  y de Centro y Sud Americanos y Africanos. También indican las estadísticas que el porcentaje de retorno a sus lugares de origen es muy bajo, si bien permanecen en contacto con sus equipos de origen, nutriendo a los mismos a la distancia, tecnología informática mediante. Muy pocos estudios se han realizado en Argentina acerca de esta temática.

 

            Otro grupo de indicadores muy utilizados son los estudios bibliométricos, cuyo objeto es medir producción y productividad de las actividades de CyT, a través de la producción de artículos científicos, lo que en los modelos tradicionales se denomina output. La bibliometría, según el término acuñado por Alan Pritchard en 1969,  se basa en el relevamiento de las bases de datos  que contienen las publicaciones científicas internacionales. Su uso no se restringe solo a la cantidad de artículos publicados por país o región, también abarca las frecuencias y direcciones de las citas bibliográficas, a lo que se denomina “impacto y visibilidad” de la producción, la existencia de cooperación internacional entre instituciones e investigadores y los canales por los cuales circula la información científica. El Science Citation Index, (SCI)  es la base más utilizada a nivel mundial. Es producida por el Institute for Scientific Information (ISI) de los Estados Unidos y ella señala lo que se reconoce como la corriente principal de la ciencia (mainstream science).  Pero desde la posición latinoamericana, es necesario tener en cuenta que menos del 1% de  las publicaciones de la región son recogidas por  ISI, lo cual hace muy difícil la captación de indicadores confiables  para América Latina. Existen bases regionales tales como  AGRIS, LILACS, PERIODICA, pero ninguna de éstas cubre la totalidad de las publicaciones de Latinoamérica. LATINDEX es la base de Iberoamérica y el Caribe que intenta reunir y proveer información sobre las revistas científicas. Este espacio surge de un trabajo cooperativo de Instituciones de CyT de nueve países de la Región: Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Colombia, España, México, Portugal y Venezuela. Se espera que el desarrollo de esta base permita tener información de las publicaciones en lenguas hispana y portuguesa y obtener así indicadores bibliométricos adaptados a nuestra realidad.

En el mismo campo de estudio, el desarrollo de la producción  y circulación de bibliografía científica a través de las redes informáticas constituye un gran vacío. El Centro de Información y Documentación Científica (CINDOC), de España, está llevando a cabo el  Proyecto Cibernético 2001, que tiene por objetivo principal incorporar aspectos no tradicionales a los indicadores bibliométricos ya trabajados. Algunos de los indicadores que se intentan obtener son los siguientes: valores globales, contenidos, presencia de dominios académicos, intensidad de las comunicaciones académicas, características e identificación de las redes, descripción cuantitativa de las sedes web, disponibilidad de series de tiempo, estadísticas de uso, revistas cibernéticas, metadatos (información sobre el propio impacto sobre la publicación electrónica). Hasta el momento se ha llegado a determinar que aproximadamente el 30% de la Web corresponde la CyT y de ello un 20% al sector académico.  En la misma línea, es interesante comentar lo expuesto en el V Taller Iberoamericano e Interamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología realizado en Montevideo, en el mes de noviembre de 2001, por el Dr. Luis Plaza, director del proyecto European Indicator Ciberspace an Science Technology  Economic Sistem, CINDOC-España. Este proyecto intenta describir la estructura de las comunicaciones informáticas bajo el concepto de relaciones sociales virtuales. Se entiende que las conexiones entre los distintos sitios académicos pueden graficarse obteniéndose una curva similar a la correspondiente a la Ley de Paretto. Esta curva representa la distribución de las frecuencias de conexiones links entre las universidades consideradas. Se logró graficar cada una de las redes, incluyendo elementos como clusters de instituciones conectadas, polos de cluster y grafos. Estas redes son inestables pues cambian con la frecuencia, intensidad y dirección de las comunicaciones entre las distintas universidades. En casi todos los casos se tiende a definir redes multipolares, con varios polos o núcleos de comunicación,  lo cual da idea de la  estabilidad de los vínculos entre las instituciones conectadas, pero existen casos de unipolaridad, donde una sola universidad o academia concentra la comunicación con el conjunto  o incluso cadenas lineales que ponen en riesgo la continuidad de la red.

            Otros indicadores de igual importancia son utilizados para el análisis de la producción y productividad científica. Entre ellos, las patentes registradas por los investigadores o instituciones. A partir de este indicador surgen relaciones interesantes, tales como el índice de dependencia tecnológica, calculado como el número de patentes de investigadores o empresas extranjeras en relación a las declaradas por investigadores del país, o el número de patentes nacionales registradas en el extranjero, índice que da idea de la capacidad de exportar tecnología que tiene un país.  Otros indicadores dan cuenta de las tasas de  innovaciones tecnológicas introducidas por las empresas, a partir de proyectos y de la inversión que realizan las empresas en el desarrollo de nuevas tecnologías ya sea de procesos o de productos. A fin de determinar estos aspectos, la Dirección de Planificación y Evaluación dependiente de SeTCIP, Argentina,  realizó en 1997 una encuesta a fin de medir la conducta tecnológica de las empresas ante las nuevas condiciones nacionales e internacionales. Esta se realizó en todo el país en forma conjunta con el INDEC. Sus objetivos fueron:

Ø               Estudiar la magnitud de la inversión y el gasto de la empresa en CyT

Ø               Identificar los lineamientos generales y la dinámica del proceso de adopción

Ø               Obtener indicadores para evaluar el posicionamiento tecnológico en relación a su historia previa

        Se espera realizar una nueva encuesta sobre estos aspectos en el 2002.

       En el análisis de los indicadores de innovación realizados en varios  países de América Latina, comparados con España,  país de habla hispana que realizó más recientemente su proceso de reconversión productiva, se advierte que los primeros se encuentran en desventaja, fundamentalmente a partir de un divorcio entre lo científico-académico, lo político y lo productivo, lo cual los conduce a la obsolescencia de los equipos y procesos de producción o a la dependencia tecnológica del extranjero. Se hace pues imprescindible reinstalar la cadena entre los siguientes componentes (Fig. 1): Ideas, Proyectos científicos, tecnológicos y de innovación, Transferencia, Cultura emprendedora.

 

Cultura emprendedora

 
 

 

 

 


Por esto se vuelve imprescindible el análisis de los indicadores de transferencia de tecnología e innovación hacia y en  la empresa. Entre otros, los indicadores que se tratan de obtener son:

Ø               Aporte científico

Ø               Transferencia tecnológica

Ø               Gestión institucional y desarrollo empresarial

Ø               Producto: Valor agregado

                       Calidad

                       Fertilidad de entorno

Ø               Gravitación sobre el capital humano

Ø               Innovación en maquinarias y equipos

Ø               Cambios energéticos

Ø               Organización de la producción

Ø               Cambios en los procesos

Ø               Tipos de innovación

Ø               Impactos a producir

Ø               Derecho a la propiedad intelectual y patentes

Este rápido repaso de algunos conceptos  involucrados en los indicadores más conocidos puede dar una idea de la ardua pero imprescindible discusión y elaboración que debe darse en el ámbito de la comunidad científica local.

Los  modelos

 

En rigor, los indicadores de CyT forman parte de los indicadores sociales y, como tales, constituyen fuertes instrumentos de decisión de políticas públicas y desarrollo de un país. Como los otros indicadores (salud, educación, ocupación) nacen ante la necesidad de intervención de los gobiernos en el funcionamiento de la sociedad.

En su trabajo Outline for a History of Science Measurement, B. Godin[9] sostiene  tres hipótesis que pueden sintetizarse de esta manera: primero, en su desarrollo, los indicadores de CyT se han caracterizado por no presentar  una finalidad de control individual de los investigadores;  por el contrario se han evaluado siempre los procesos institucionales. Segundo, a diferencia de los otros indicadores sociales, los de CyT tienen como parámetros a estándares internacionales, que la propia comunidad científica reconoce (publicaciones, patentes, formación de recursos humanos),  y tercero,  los Estados e instituciones internacionales aceptan estos estándares, lo cual revela la existencia de acuerdos generales.

Estos acuerdos han sido posibles a partir de un modelo de CyT común a todos estos países, muchas veces criticado desde la perspectiva epistemológica  por parte de la comunidad científica, por la concepción economicista y lineal que en él subyace, y que ha evolucionado con el transcurso del tiempo, desde un simple modelo de  input y output que se puede representar de esta manera:

 

Fig. 2                           Modelo input/output[10]

 

IMPACTO

 
 

 

 

 


El input se refiere fundamentalmente  a los investigadores y los recursos que son asignados a la investigación en sus distintas formas, considerados como insumos.  En los indicadores desarrollados se ha puesto especial atención a la medición de recursos humanos, concibiendo como tal la interacción entre el capital humano, social e intelectual, considerando que estos elementos son los que integran la nueva sociedad del conocimiento. Se entiende que la capacidad profesional no es una responsabilidad individual, sino una construcción social producto de una interacción dinámica entre ciencia, tecnología e innovación, y entre el individuo y las instituciones de investigación y las empresas.

Como actividades se conceptúan a los procesos de investigación que involucran a estos recursos y que producen un resultado, designado como output. Este resultado, que en definitiva es conocimiento,  se traduce de diferentes maneras tales como: patentes, publicaciones, transferencias, contratos y recursos humanos formados. Todo esto produce un impacto en las relaciones sociales y económicas de la sociedad que contiene a ese sistema científico tecnológico, definiendo como tal a las modificaciones que, como resultado de la actividad de CyT,  se obtienen en  los procesos productivos, sociales  y económicos de una sociedad. 

Estrechamente vinculado al de impacto aparece el concepto de innovación tecnológica, que hemos definido en párrafos previos, el Manual de Oslo, instrumento metodológico específico para la medición de innovación  TPP,  parte de un modelo más complejo que el anterior, que incluye múltiples factores. Es interesante observar que, con mayor complejidad, y con una visión de contexto social que no esta presente en los otros,  el modelo presenta una secuencia similar a las de los modelos de  la Fig. 1 y 2: la base de todo el sistema, como motor dinamizador de las condiciones sociales y económicas, se localiza en la ciencia y tecnología. A ellas le corresponde el primer movimiento impulsor de los cambios. Estos cambios  son viables, a su vez, a partir de un sistema social y cultural que permite los procesos de transferencia del conocimiento y la información. Esto se traduce en un sistema de valores, actitudes y aptitudes. Pero también el  sistema debe contener condiciones estructurales que permitan la innovación. Estos incluyen los aspectos legales, económicos, financieros y educacionales, y son los que permiten y sustentan  la vinculación entre la CyT y la sociedad.  Todos y cada uno de los aspectos mencionados condicionan seriamente la modificación de las estructuras sociales, productivas y económicas de una región o país.

 

 

 

Nuevos elementos se van incorporando a este modelo. Instituciones como la  OEA,  la OEI y la UNESCO plantean la necesidad de integrar los conceptos de cultura científica,  participación ciudadana y calidad, bajo los supuestos de que:

1. Una cultura científica de calidad es también una cultura de la participación.

2. Una participación ciudadana madura es una participación que genera y que presupone cultura científica[11].

 

La responsabilidad del cambio ya no es solo del sistema de CyT, sino de toda la sociedad,  que  conoce y discute las decisiones en CyT, bajo una red de información adecuada  en la cual los medios de comunicación tienen un alto compromiso. Las prioridades de la investigación no las fija sólo la comunidad científica sino que participan en ella aquellos sectores afectados por los resultados de las mismas, para lo cual requieren de información de calidad y suministrada en tiempo oportuno. Así, de la mano de estos actores sociales, hasta ahora poco partícipes de las decisiones de CyT,  se incorporan a las agendas temáticas aspectos como la distribución  de los beneficios económicos, la orientación de las investigaciones  hacia los problemas de los sectores más desprotegidos o los aspectos vinculados con las modificaciones ambientales.

Como es obvio, estos nuevos elementos modifican sustancialmente los modelos, ya que introducen  variables sociológicas de difícil captación por medios cuantitativos. De ahí la necesidad de abordajes diferentes en cuanto a conceptos, metodologías y estrategias  a fin de captar este nuevo objeto que se propone.

Los indicadores en  Argentina

 

Como país periférico, más allá de las discusiones epistemológicas y sociológicas que plantee el tema, ante una sociedad que necesita imperiosamente del conocimiento para desarrollarse, el poseer información acerca de los procesos científicos que se dan en su interior no es una cuestión menor. Nadie pretendería decir que conoce la sociedad de un  país o región considerando sólo los indicadores estadísticos que proporcionan los organismos especializados (natalidad, mortalidad, etc), pero tampoco nadie se atrevería a tomar decisiones  que la  afecten sin tomarlos en cuenta. De la misma manera, ninguna institución o ejecutor debería asumir decisiones en  CyT  ignorando sus indicadores, aunque ellos  signifiquen sólo una reducción cuantitativa de la actividad.

 No obstante, la incorporación de los indicadores de CyT en el uso cotidiano de la planificación y gestión de nuestras instituciones públicas y privadas ha sido muy lento y traumático. Visualizados muchas veces por la comunidad científica como un simple “rendir cuentas” de magros presupuestos, los indicadores fueron un ingrediente más en el divorcio de la ciencia y la política en nuestro país. 

En un proceso de abruptos cambios, donde la ciencia y la tecnología serán claves en la  transformación social, económica y cultural que se deberán producir en Argentina en los próximos años, se hace imperioso  para nuestra comunidad científica regional  iniciar la discusión  en torno a estos temas “…abandonando nuestra tan difundida costumbre de iniciar el debate a partir de la certeza de sus conclusiones, de la desvalorización del que disiente y de las sobresimplificaciones frívolas[12] .

 

Anexo

TABLA 2:  INDICADORES MÁS UTILIZADOS 

INDICADORES DE INVERSION EN I+D

Financiación pública destinada a I+D

·     Presupuestos Nacionales destinados a I+D

 

 

Gastos en actividades de I+D

·     Gasto Total  interno en I+D público y privado

·     Gasto en I+D como porcentaje del PIB**

·     Gasto en I+D en la industria + ayudas públicas

·     Gasto en I+D en la Enseñanza Superior (Universidad)

·     Gasto en I+D en la Administración (OPI)

 

Recursos humanos dedicados a I+D

 

·     Personal dedicado a I+D.

Ø    Investigadores + otro  personal de I+D

·     Reserva de personal dedicado a I+D.

Ø    Personal  dedicado real  y potencialmente a I+D

Ø    “Stocks” y flujos de personal de I+D

Ø    Cobertura de personal (Cualificación y empleo)

 

INDICADORES DE

 GASTOS EN I+D

Por sectores de ejecución y financiación

·     Administración Pública

·     Enseñanza Superior

·     Empresas

·     Instituciones Privadas sin Fines de Lucro (IPFL)

 

Por campo científico

·     Ciencias Exactas y Naturales

·     Ingeniería y Tecnología

·     Ciencias Médicas

·     Ciencias Agrarias

·     Ciencias sociales

.     Humanísticas

 

Por tipo de investigación

·     Investigación Básica

·     Investigación Aplicada

·     Desarrollo Experimental

INDICADORES DE GASTO EN INNOVACIÓN

Intensidad en innovación

·     Números de empresas innovadoras

·     Porcentaje en el total de empresas

·     Por rama de actividad industrial

·     Gasto en Innovación respecto a cifras de  negocio

INDICADORES DE RESULTADOS DE  I+D

Producción científica Bibliometría

·     Producción y productividad científica

Ø    Total publicaciones / millón de habitantes

Ø    Total publicaciones / Inversiones en I+D

·     Especialización Científica. Campo Científico

·     Impacto y visibilidad basados en citas

Ø    Citas recibidas

Ø    Factor de Impacto de las revistas

·     Dinámica y colaboración científica

Ø    Co-publicaciones

 

Indicadores no bibliométricos de producción científica

·     Indicadores no bibliométricos de producción científica

INDICADORES DE RESULTADOS TECNOLÓGICOS

Patentes

 

·     Nº patentes solicitadas frente a las concedidas / millón de Pob.

·     Indice de dependencia tecnológica (no residentes /  residentes)

·     Índice de difusión tecnológica (residentes / total nacional)

·     Índice de autosuficiencia tecnológica (extranjeros / residentes)

·     Especialización tecnológica (distribución por clasificación)

·     Influencia de la ciencia básica en la tecnología

 

Balanza de pagos tecnológicos

·     Flujo financiero en la compra-venta de tecnología no incorporada

Ø    Bancos Nacionales o encuestas indirectas

 

Innovación tecnológica

 

·     Encuestas CIS I  y CIS II

·     Anuncios de  nuevos productos en revistas técnicas

·     Ventas y exportaciones de  nuevos productos

 

Bibliografía

GODIN, Benoit. Outline for a History of Science Measurement. Project on History and Sociology of S&T Statistics,  Paper 1.  Observatorie des sciencie et des tecnologies,  Montreal, Canadá.  http://www.ost.qc.ca

LEYDERDORFF, Loett.  The challenger of scientometrics. The development, measurement and self-organization of scientifics communications.  Leiden University,  2ª ed.,  Universal Publishers, USA, 2001.

FERRARO, Ricardo.  La fragilidad de los  contratos entre ciencia y política, vista desde los alrededores de El Molino”.  En: Redes, Nº 4,  Vol. II,   Buenos Aires, 1995.

JARAMILLO, Hernan,  LUGONES, Gustavo y ZALAZAR, Mónica Manual de Bogotá. RICYT - Programa CYTED, OEA,   Cátedra UNESCO de Indicadores de CyT.    Buenos Aires, marzo 2001.

RICYT  -  Actas del V Taller Iberoamericano  e Interamericano de indicadores de Ciencia y Tecnología.  Montevideo, Uruguay, noviembre 2001. http://www.ricyt.edu.ar

Manual de balanza de pagos tecnológicos.  http://info.main.conacyt.mex

Sancho, Rosa.  Directrices de la OCDE para la obtención de indicadores de ciencia y tecnología”. En :  V Taller iberoamericano  de Indicadores de CyT.  Montevideo, octubre de 2001.  http://www.ricyt.edu.ar

OECD.  Manual de Oslo.  1997, 2º edición  on line.  http://www.oecd

 

 



[1] Manual de balanza de pagos tecnológicos  http://info.main.conacyt.mex

[2] OECD  Manual de Oslo  1997 2º edición  on line  página 16

[3] Samaja, Juan Epistemología y metodología  Editorial EUDEBA  Buenos Aires 1996  Pag. 178

[4] José A. Lopez Cerezo, representante de OEI, conferencia presentada en el V Taller Iberomericano de Indicadores de CyT   Montevideo Uruguay  Noviembre de 2001

 [5] La información empleada en la elaboración de estas tablas ha sido tomada de la exposición de la Dra. Rosa Sancho   Directrices de la OCDE para la obtención de indicadores de ciencia y tecnología”,   presentada en el V Taller iberoamericano  de Indicadores de CyT,  Montevideo (Uruguay), octubre de 2001, página  web de la RICYT.

 

6Jaramillo y col, 2001.

[7] SETCIP  Indicadores de Ciencia y Tecnología  Buenos Aires , marzo de 2001

[8] Manuel de Camberra  pag. 16

[9] Benoit Godin Outline for a History of Science Measurement       Proyet on History and Sociology of S&T  statistics     Paper 1  Observatorie des sciencie et des tecnologies  Montreal Canadá.  Web OST

[10] Benoit Godin cit. oprt. Pag. 4

[11] José A. Lopez Cerezo en colaboración con Lujan, José Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.Contribución al V Taller Iberoamericano e Interamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología, Montevideo 15-18 octubre 2001.

[12] Ferraro, Ricardo La fragilidad de los  contratos entre ciencia y política, vista desde los alrededores de El Molino   en REDES Nº 4  Volumen II   Buenos Aires 1995