Este nuevo número de Ciencia, Docencia y Tecnología nos pone otra vez en la situación de lamentar una pérdida importante entre nuestros colaboradores, y necesitamos hacer partícipes de ella a los amigos lectores. Hablamos ahora del Dr. Carlos Martínez Vidal, fallecido en Buenos Aires en el mes de julio.
Quizás nunca debería comenzarse una nota Editorial con un lamento. Probablemente Carlos Martínez Vidal adheriría fervientemente a esa inquietud mía, porque su actitud ante todas las circunstancias era la opuesta. Carlos podía hacer propuestas entusiastas o criticar con dureza y fundamentos de peso, pero no destinaba ni tiempo ni energía a los lamentos. Sus respuestas habituales, en la última década, eran: "Mal, pero acostumbrado"(en referencia a su salud), y: "Con muchas actividades, pero divirtiéndome" (cuando nos asombraba con la enumeración de las tareas de asesoramiento en política tecnológica que estaba desplegando). Esto podría no sorprender a quien no conociera al Dr. Martínez Vidal personal o profesionalmente, pero a los demás nos dejaba boquiabiertos. Porque su vitalidad y su capacidad de recuperación ante las adversidades eran increíbles.
Considerado uno de los "próceres" de la historia científico-tecnológica del país, Martínez Vidal integró el grupo de tecnólogos y científicos que constituyeron la Escuela Latinoamericana de Pensamiento en Ciencia, Tecnología y Desarrollo, surgida en diversos países de América Latina entre 1950 y 1970, y en la que confluyeron Jorge A. Sábato (de quien fue amigo personal desde 1954), Helio Jaguaribe, Amílcar Herrera, J.P. Ferreira, Máximo Halty-Carrère, Javier Urquidi, Francisco Sagasti y Miguel Wionzcek, proponiendo con claridad un desarrollo tecnológico propio para la región. En una trayectoria que alternó la formación de posgrado y el trabajo en Ciencias de los Materiales en el Instituto Max Planck de Alemania, con su desempeño en la Comisión Nacional de Energía Atómica en Argentina, y luego funciones en la Organización de Estados Americanos (OEA) en EEUU, un severo problema de salud lo condujo a tomar la decisión de someterse a un trasplante cardíaco, en 1985. Fue uno de los pacientes cardiotrasplantados con mayor sobrevida en el mundo. Eso le brindó una nueva y distinta oportunidad de situarse ante la realidad. Asumido como agnóstico, de pensamiento pragmático, enemigo de todo tipo de discriminaciones y violaciones a los derechos humanos, cuando le preguntaban sobre el origen del corazón que había recibido, respondía: "Sólo sé que perteneció a una mujer pobre, negra, judía"…, y se consideraba un cobayo de laboratorio, un caso de estudio que ayudaría al progreso de la medicina.
Tengo a la vista el capítulo de su curriculum vitae ampliado en el que presentaba una síntesis de sus actividades culturales, gremiales, políticas y en el campo de los derechos humanos. Desarrolló trabajos rentados diversos para poder costear sus estudios universitarios. Desde su adolescencia, se vinculó al Partido Socialista, donde tuvo la oportunidad de trabajar junto a Alfredo L. Palacios y David Tieffenberg, pero a partir de 1956 se apartó asumiéndose como independiente en cuanto a militancia partidaria y determinado a "dar un fuerte y profundo contenido ideológico a su accionar". En razón de residir entonces en EEUU, desde 1975 se relacionó con Amnesty Internacional en Washington, y al producirse el golpe de estado de 1976 colaboró con el Washington Committee for Latin America y con el Council of Churches. En tanto, en Argentina, su hijastra María Cristina López Guerra fue secuestrada el 26/07/1976 y su situación sigue siendo la de detenida-desaparecida. Junto con otros residentes argentinos, Carlos creó el Washington Committee for Human Rights in Argentina, que colaboró con la Comisión de Derechos Humanos de la OEA.
Volvió a Buenos Aires ya jubilado, y se volcó totalmente a actividades de asesoramiento a distintos organismos gubernamentales y no gubernamentales nacionales e internacionales, en política tecnológica y de innovación; recibió de la Universidad de Buenos Aires del Doctorado honoris causa en 1992. Dio su apoyo entusiasta a Ciencia, Docencia y Tecnología desde 1994 e integró nuestro Consejo Asesor desde la organización del mismo. Expositor ameno, orador vehemente, apasionado de la vida en todas sus manifestaciones, Carlos fue un maestro para nosotros, mentor, guía, ejemplo. Y entrañablemente, amigo.
Y como la vida nos presenta alegrías y tristezas en mezcla constante, comentaremos también que Ciencia, Docencia y Tecnología está participando en el 2007 Global Theme Issue on Poverty and Human Development convocado por el Council of Science Editors (CSE), con dos artículos que se incluyen en este número y fueron anticipados online en nuestra página web el 22 de octubre, en publicación simultánea con otras 234 revistas científicas de todo el mundo. Como respuesta a la Convocatoria que realizáramos, se recibieron ocho artículos de distintas áreas disciplinarias y especialidades (Economía, Sociología, Antropología, Medicina, Arquitectura, Análisis del Discurso), presentados desde diversos lugares del país, y convocamos a destacados científicos para integrar un Comité de Selección especial. Fueron recomendados para publicación un artículo teórico de la Dra. Alicia B. Gutiérrez, en el que se realiza una propuesta metodológica para el estudio relacional de la pobreza, y un artículo de la Prof. Magdalena Reta y colaboradores en el que se aportan reflexiones y datos surgidos como resultados de investigaciones sobre la realidad socio-económica del aglomerado Concordia, en esta Provincia de Entre Ríos.
Nos enorgullece haber participado en este Global Theme Issue. Lo hicimos con el ánimo de sumarnos a una iniciativa cooperativa de orden internacional, orientada a crear conciencia sobre la falta de equidad en la distribución de la riqueza observable en el actual contexto mundial y procurar contribuir a superarla, pero también a reforzar en nuestros investigadores el sentido de pertenencia a una comunidad de especialistas en distintos campos disciplinares, capaces de converger en el estudio de una temática de preocupación común. Agradecemos en forma especial a los autores que respondieron a nuestra invitación y los especialistas que asumieron el compromiso de la evaluación.
Culminando su décimo octavo año de existencia, Ciencia, Docencia y Tecnología, ahora integrante del Núcleo Básico de Revistas Científicas de Argentina, sigue aportando al proyecto de construcción de una nueva realidad social en el que la UNER está empeñada.
Prof. MSc. Silvia M. Storani
Editora científica de
Ciencia, Docencia y Tecnología